martes, 29 de abril de 2014

Timoteo y el búho Tic Toc

  En esta entrada os dejo una adaptación de El hombre de la piel de oso realizada por una de mis compañera: Melissa Meléndez. Espero y deseo que os guste y os enamore como a mí. Es un texto lleno de sensaciones, de fantasías y de aventura, con una simbología exquisita. 

Timoteo y el búho Tic Toc



Hace mucho, mucho, tiempo en un pequeño pueblo de un país muy lejano, vivía un niño llamado Timoteo. Era el más pequeño de tres hermanos, pero a pesar de eso era el menos presumido y el más valiente. Vivía en una pobre familia, así que Timoteo pidió permiso a sus padres para irse a trabajar con el rey como soldado.

Así fue, Timoteo formó parte del ejército del Rey y se marchó a la guerra; lucho con gran valentía y coraje. Al cabo de un tiempo la guerra terminó, el Rey ya no le necesitaba, y todo el reino se había quedado en la ruina, entonces Timoteo decidió volver a su pueblo.

De camino a casa, Timoteo se acordó que ya había pasado demasiado tiempo y que seguramente, sus padres ya habrían muerto. También, se acordó que sus dos hermanos mayores nunca fueron muy agradables con él y al paso del tiempo, se habrían convertido en hombres de corazones muy duros, y que seguramente no le iban ayudar.

Así que, Timoteo, un poco apenado decidió irse a la gran ciudad para trabajar. Allí pidió trabajo en los muelles, mercados, establos y otros lugares. Pero, nadie, absolutamente nadie le quiso dar trabajo. Una tarde, Timoteo iba caminando muy triste, afligido y preocupado porque no tenía nada de dinero, ni a donde ir. A lo lejos vio un lugar, un descampado muy curioso, rodeado de inmensos árboles con unas preciosas hojas de color verde esmeralda. Hechó andar hasta llegar al lugar y como se sentía muy cansado, se sentó a los pies de uno de los árboles y se puso a llorar, mientras decía: - ¿Y ahora qué voy hacer?, ¿Qué voy a comer?, ¿Á donde voy a dormir?, ¡no tengo donde ir¡

De repente, el viento comenzó a soplar, con mucha fuerza, el cielo oscureció, esto hizo que Timoteo alzara su cabeza y se dio cuenta que a lo lejos venía caminando, un pequeño hombrecillo gordo dando pequeños saltos y tambaleándose de un lado para otro – de izquierda, derecha, derecha a izquierda-.

Timoteo pudo ver el hombrecillo traía una vela, que lo alumbraba y que vestía con mucha elegancia: Una capa verde de terciopelo, un sombrero de copa negra y en su boca (algo muy raro), traía una cómica pipa negra.

Pues bien, el hombre pequeño llegó justo a su lado y dando un pequeño salto, se colocó frente a él. Cuando Timoteo lo miró -de abajo hacia arriba-, se dio cuenta que no era un hombrecillo, porque tenía garras, alas de plumas doradas como la miel, un pico pequeño y unos grandes pero grandísimos ojos.

En ese momento, hubo un silencio, el viento cesó y las nubes grises que habían cubierto todo el cielo dieron paso a los rayos de sol, que volvieron a alumbrar el lugar. Al principio Timoteo se sorprendió y pensó: -¡ala es un...¡-.¡Sí, era un búho¡.

-Me llamo Tic-Toc-, (se presentó el búho). La vela que llevaba Tic Toc desapareció, y con su pipa de medio lado, empezó a dar pequeños giros y soltó un sonido -¡why, why¡-. Timoteo se hechó a reír, Tic Toc le miró y le dijo:

Sí, pequeño soldado. ¡No sé ulular¡. Como ya te has dado cuenta, veo que aparte de parecer ser valiente eres un listillo. Pero puedes seguir riéndote de mí, porque yo también me podría burlar de ti. Timoteo en ese momento se puso serio y le dijo:

-¿Qué dices?, ¿Por qué te vas a burlar de mi?, si soy muy valiente.

Tic Toc le dijo que el sabía muy bien que no tenía nada, nada de dinero, ni para comer... pero, que él venía a proponerle un trato. Pero antes tenia que ver si de verdad era tan valiente como lo parecía, y lo retó a una prueba.

Timoteo aceptó y enseguida Tic Toc levantó unas de sus alas y le señalo que se diera la vuelta. Cuando Timoteo se giro dijo:

-Ohhhh ¡Gigantesco¡.

Era un búho sumamente grande y de muchos colores. El búho gigante lo miraba con ojos de enfado y abriendo su pico amenazante, soltó un sonido -who, who- . Timoteo al ver que el búho caminaba hacia él, quiso coger un palo pero no lo hizo. Miró fijamente a los ojos del búho grande, con gran valentía, sin demostrar nada de miedo, de repente el búho grande explotó, convirtiéndose en una bola de cenizas y humo. Estas cenizas se esparcieron en el suelo suavemente y se convirtieron en una capa de plumas

Tic Toc le dijo a Timoteo que había demostrado ser valiente y que ahora si podrían hacer el trato. Comenzó diciéndole que por dos años no podría cortarse el pelo, la barba, no podría dormir en su casa, sino que tendría que ir caminado por todos los pueblos de la comarca. Y por último, tendría que ponerse el abrigo de plumas de búho, que yacía en el suelo. Pero, que no podría quitárselo por nada del mundo. Ya que en los bolsillos del abrigo, encontraría un puñado de semillas de trigo mágicas.
Estas semillas le mantendrían con vida, ya que las podría cambiar por dinero o comida y si sobrevivía se volvería rico al venderlas. Pero eso sí, Tic Toc le advirtió a Timoteo, que tal vez pasaría por situaciones tristes, que arriesgaría su vida. Pero si lo lograba, Tic Toc volvería a ulular y podría volver a su casa “el mundo mágico de los búhos” de donde lo echaron.

Así que, Timoteo aceptó y en silencio se puso la capa de plumas, tocó sus bolsillos y sacó un precioso grano de trigo, y le susurró: -no quiero morir, ¡ayúdame ¡-, lo guardó nuevamente y echó andar. En cambio, Tic Toc al ver marchar a Timoteo parecía otro, más silencioso, más serio, más extraño... y, con su pipa negra, su sombrero de copa negro y su capa de terciopelo verde, extendió con gran elegancia sus alas doradas y alzó el vuelo, desapareció en la profundidad del cielo.

Empezaron a pasar los meses y Timoteo iba de pueblo en pueblo, sin dormir nunca en un mismo sitio, sin quitarse la capa de búho, tal como se lo dijo Tic Toc. Al principio, la gente del pueblo no sentía miedo de él, solo se sorprendían. Para sobrevivir, Timoteo intercambiaba las semillas de trigo -como eran mágicas hechizaban a la gente, por su bello color y el resplandor- por comida, dinero o un lugar donde dormir.

Pero con el pasar del tiempo la situación empeoró, su pelo fue creciendo, le cubría sus ojos cansados, la barba le llegaba hasta el pecho , y su capa estaba un poco sucia. Los aldeanos al verle se asustaban, agarraban a sus hijos, recogían rápidamente los mercadillos o simplemente salían corriendo velozmente.

Algunas personas se sentían muy nerviosas al ver que se acercaba Timoteo y se preguntaban entre ellos:

-¡Dios qué es esa cosa¡.

-¿Es un búho hechizado?.

Entonces decidieron atacarle y comenzaron a tirarle palos y a gritos le decían a Timoteo:

-¡Fuera, fuera, bicho, largo de aquí. ¡Vuelve al bosque o al circo de donde te has escapado¡.

Timoteo se sentía tan, pero tan triste que de sus ojos salían pequeñas lágrimas. Lo único que le consolaba, era meter sus manos temblorosas en los bolsillos de la capa y apretar con fuerzas las semillas de trigo, sacaba una y susurraba: -vosotras sois mi vida y lo único que tengo ahora-.

Pero, una noche cuando Timoteo iba caminando por unas pequeñas laderas, escucho a lo lejos, sollozos y voces, cuanto más se acercaba, eran más fuertes. Cuando llegó al lugar, se encontró a un señor mayor, bien vestido, pero la tristeza que el señor Rembrandt (así se llamaba) sentía se podía tocar y oler. Así que Timoteo sintió más pena por el señor Rembrandt, que por él mismo, y eso que Timoteo estaba casi al lado de la muerte.

Timoteo le dijo al señor Rembrandt, que si podía ayudarle en algo y este se asustó tanto al verlo, que tenía los ojos tan grandes como platos, blanco como un fantasma y moviendo sus manos dijo:

-¡Ave María Purísima ¡Fuera, largo de aquí, ¡Chu, chu, chu¡.

Timoteo trataba de hablar con el señor Rembrandt y le decía que no se asustara que él no era un bicho, era un chico, humano, que se calmara. Pero, el señor Rembrandt le gritaba como loco:

¡Dios mío, largo de aquí, vete a molestar a otros …Chu,chu, chu¡.

Timoteo, se le acerco más y le dijo que si se podía calmar que ya se lo había dicho, que èl era humano. El señor Rembrandt, se acercó a Timoteo y lo miraba lentamente. En algunos momentos soltaba un -aaaah- y daba unos saltos hacia atrás. Pero ya una vez convencido de que Timoteo no era un animal, suspiró y dijo:

-¡Oh¡hombre que susto me has dado, qué alivio...

Pues así, comenzaron hablar Timoteo y el Señor Rembrandt, y éste le comentó porqué lloraba. Le dijo que él tenía una fábrica de pan y pasteles… los mejores de todo el pueblo. Se hizo muy rico pero, llegó un francés el señor Gadget y los aldeanos dejaron de ir a su pastelería, y poco a poco, cayó en la ruina. Sin embargo, lo que más le preocupaba eran sus tres hijas. Porque si el moría, -¿Quién se ocuparía de ellas?-, ningún chico iba a querer casarse con unas chicas pobres.

Timoteo le dijo que no siguiera llorando, porque él lo ayudaría. De repente de su capa sacó un puñado de semillas de trigo y se las dio. Le dijo que cuando llegara a su casa las plantara, las regara y al día siguiente vería desde su ventana unas hermosas espigas de trigo. Timoteo también le comentó, que con este trigo mágico haría los pasteles más deliciosos de todos los pueblos y del mundo.

El señor Rembrandt, con mucha vergüenza y agradecido aceptó las semillas de trigo que le dio Timoteo, y le pidió que por favor le acompañase a su casa. Cuando llegaron a la casa del señor Rembrandt, se abrió la puerta lentamente y como un espíritu salio corriendo una hermosa chica. Sus cabellos eran rojos, pero tan rojos que podía teñir de rosa todo lo que tocasen. Esta chica de nombre Bervely, era la hija menor del señor Rembrandt, la hija más querida, porque era tan buena, tan dulce y tenia un corazón tan bello que enamoraba con tan solo verla.

Bervely, abrazó a su padre y de pronto vio que detrás del señor Rembrandt estaba un ser algo raro. Se hechó un poco para atrás, pero su padre le dijo que no temiera, que Timoteo era su amigo. Bervely sonrió y sin dudarlo le dio la mano a Timoteo.

Enseguida, el señor Rembrandt hizo pasar a Timoteo a la casa y fueron hasta el salón. Pero el salón no estaba solo porque, ahí se encontraba Laura y Camelia. Eran las dos hijas mayores del señor Rembrandt. Estas eran muy antipáticas y creídas, y cuando vieron a Timoteo empezaron a gritar como locas. Y salieron corriendo hacia sus dormitorios.

Timoteo se sintió un poco mal, pero enseguida el señor Rembrandt le dijo que no pasaba nada, que esas dos hijas suyas -Laura y Camelia- estaban un poco majaretas. Timoteo se sonrió y enseguida llego Bervely con una taza de té. Pues, así, Timoteo y Bervely se quedaron hablando toda la noche.

A la mañana siguiente cuando Timoteo se iba a Marchar, vio una sombra roja, y eran los rayos del sol que atravesaban e iluminaban el hermoso cabello rojizo de Bervely.

Ella se acercó para despedirse de Timoteo y le dijo en su oído:

-¿Volverás? .Y Timoteo le contestó:

-¿Sabes Bervely?, tu corazón es el tipo de amor que haría que mi vida fuese cálida y luminosa. Pero, debo de irme por un año más y sino no muero... volveré por ti.

Timoteo sacó de su bolsillo una semilla de trigo y se lo dio a Berbely, diciéndole:

 -Quiero que la tengas- y Timoteo dándose la vuelta, abrió la puerta grande de madera y se fue.

Pasó un mes, dos meses, tres meses...hasta que se cumplió el año y finalizó el trato que Timoteo hizo con Tic Toc. En realidad, Timoteo estaba un poco enfermo por todas las noches que durmió bajo el frío invierno, el fuerte sol del verano y las lluvias de la primavera. Así que, con pasos lentos y fiebre llegó al único lugar donde conseguiría encontrar a Tic Toc. Y se dio cuenta, que era el descampado de los grandes, hermosos y misteriosos árboles, el lugar donde comenzó todo...dónde se le presentó Tic Toc y donde aceptó la propuesta que casi le quita la vida y se la salvaría de aquí en adelante.

Al llegar al descampado, Timoteo camino más lento y cuando casi llegaba a los árboles se desmayó y cayó al suelo, como una hoja seca que cae de un árbol silenciosamente. De pronto, todo comenzó a girar, girar, girar, un fuerte tornado estaba sobre él. Pero de un golpe, el tornado desapareció y encima de él estaba Tic Toc.

-Tic Toc le dijo: -¡Hola, hola solado valiente¡.Es hora de despertar … ¿No lo crees? .

Timoteo un poco aturdido levantó su cabeza y vio a Tic Toc, con sus ojos entornados, el ceño fruncido y su pequeño pico apuntando sobre él , y Timoteo le dijo:

-Muy bien, Tic Toc, baja sobre mí de una vez. Ya cumplí el trato y ahora te pido que me dejes limpio y afeitado como me conociste.

Tic Toc de un brinco saltó al suelo y cruzando sus alas sobre su pecho, y moviendo una de sus patas, esperó que Timoteo se pusiera de pie. Cuando Timoteo ya estaba frente a Tic Toc, este abrió sus alas doradas y con un fuerte movimiento hizo que Timoteo se elevara del piso, dando vueltas, vueltas y más vueltas, lo que hizo que desapareciera: la capa (fue lo primero), el polvo y barro que cubrían a Timoteo. De pronto, aparecieron unas tijeras mágicas que manejaba Tic Toc con el movimiento de sus alas y le cortaron, afeitaron el pelo a Timoteo.

Cuando Timoteo ya estaba limpio y afeitado, dejó de flotar. Y colocando sus pies sobre la tierra le dijo a Tic Toc:

-Pues muy bien, ya te cumplí el trato, me imagino que ya podrás ulular y  sonrió.

Tic Toc con una risita en su pico y le dijo:

-Pues eso no te lo diré...pero me fastidia un poco que hayas ganado la apuesta... ¡Jolín¡ .

Timoteo le dijo a Tic Toc que se alegraba de haberle conocido (le guiñó un ojo), pero ya se tenía que ir. Le pidió a Tic Toc que hiciera que apareciera un caballo. Tic Toc nuevamente lo miró con cara de enfurruñado y batiendo sus alas provocó una explosión de arena y las partículas de polvo, se fueron transformando en un elegante caballo negro. Timoteo con un gran salto subió encima de su caballo y salió galopando más rápido que un rayo.

Al atardecer Timoteo llegó a una casa linda. Era la casa de señor Rembrandt. Tocó la robusta puerta de madera, pero para su sorpresa estaba abierta y con un leve sonido esta se abrió. Entró en la casa y diciendo: -hola, hola-. Pero nadie contestó, escuchó que del salón, provenía una dulce melodía. Cuando Timoteo entró al salón, se paró justo en la puerta y pudo ver una bella figura de cabellos rojos, tocaba el piano con la ligereza del viento.

Era Bervely, esta giró y le preguntó a Timoteo:

-¿Quién eres?.

Timoteo le contestó:

-¡Soy un ladrón¡.

-¡Ah si¡ .y se río dulcemente (obviamente no le creyó). Y supuso que era un amigo de su padre, que venia de visita. Enseguida, ella le dijo que traería té. Timoteo no podía parar de verla, era un ángel, su ángel.

Cuando Bervely llegó con una bandeja de plata, donde traía las dos tazas de té, la puso sobre la mesa. Timoteo rápidamente sacó de su chaqueta una semilla de trigo que alumbró todo el lugar. Bervely sin decir ni una palabra, abrió el puño de su mano y le enseñó la otra semilla de trigo, que brillo más fuerte que mil semillas de trigo juntas.

Bervely se levantó y colocándose frente a Timoteo le dijo:

-¡Eres tú¡pensé que te había perdido.

Y Timoteo contestó:

 -¡No¡ estoy aquí, vine por ti.

Timoteo se puso de pie y la cogió en brazos y le dio un suave beso.

De pronto Timoteo pudo ver por la ventana, a unos cuantos metros de la gran casa, había un pequeño hombrecillo gordo mirándolo. Timoteo, soltó rápidamente a Bervely y salió corriendo hacia el jardín. En un instante se detuvo y vio que no era un hombrecillo era Tic Toc.

Tic Toc se detuvo, le guiño el ojo y antes que Timoteo pudiese acercarse, Tic Toc muy elegante, desplegó sus alas y alzó el vuelo. Timoteo no lo vio más porque desapareció en el cielo moteado de un hermoso color naranja, lo único que sí pudo escuchar fue un fuerte ulular:
who, who, who.

Se acabó el cuento y se lo llevó el viento y se fue por el mar adentro.

lunes, 28 de abril de 2014

ACTIVIDAD VOLUNTARIA: EL PENSAMIENTO POÉTICO EN LA INFANCIA



En este bloque Irune, nuestra profesora de literatura infantil, nos invitó a que leyéramos un artículo que publicó llamado El pensamiento poético en la infancia.

Este artículo trata sobre lo cuadriculados que somos los adultos y que siempre queremos hacer pensar al niño como nosotros, no aceptamos que ellos imaginen y hacemos de nuestras verdades universales. Vitoreamos y apostamos a los cuatro vientos que se ha de fomentar la creatividad innata de los niños, pero, no nos engañemos. A las personas en general nos molesta explicar y nos cuesta mostrar empatía, y siempre nos es más fácil decir: -“Esto no es así, el sol ha de ser amarillo, la casa rectangular y las mariposas han de volar”-, - por ejemplo-, y esto conlleva a que hagamos lo contrario a lo que pensamos, y como consecuencia seguimos actuando igual, por eso no cambia la educación. Y por tanto la poesía se concibe como algo que se ha de entender. No se comprende que simplemente puede leerse o escucharse por mero placer, por mera evocación de sentimientos, no, tenemos que entender todo a toda costa, y así se lo hacemos ver a los demás.

A menudo,  en el colegio, por mi experiencia, me han enseñado a hacer comentarios de texto, a que la poesía se tiene que memorizar (¿ a quién no le han hecho retener la Canción del poeta de Espronceda?), se ha de analizar, porque si no es porque no has entendido lo que Alberti, lo que Borges, Lorca o Zorrilla, y otros grandes poetas han querido reflejar. ¿Por qué todo se ha de entender y analizar, por qué no dejamos que fluyan las palabras, las figuras,…?, ¿en verdad la edad nos hace iguales a los demás y nosotros pensamos que somos diferentes?  Son cuestiones que en este momento, al leer el artículo me planteo, y necesito reflexionar. Y comparto con todos/as vosotros/as para que también lo hagáis, si lo consideráis necesario.

La poesía nace de la imaginación, de la exquisitez, de los sentimientos… y los niños son los más creativos, eso nadie lo duda. Por eso, me ha llamado la atención que Irune en este artículo juegue con la frase tan típica que podría expresar un niño tal como: -“El tren “anda por encima de las escaleras””-. Esto es un puro lenguaje poético, ¿por qué no lo vemos así?

Consideremos que la poesía es riqueza, es descubrir mundos, dejemos de entender y sintamos más. El mundo es una poesía continua.


miércoles, 23 de abril de 2014

Bloque 3: Taller de Literatura




En este bloque se ha desarrollado un taller de cuentacuentos, narración con libro o lectura, según lo que cada alumna previamente haya elegido. Así pues,  nos cambiamos de aula para que el espacio fuera mayor y diferente, con grupos de tres personas y debimos rotar al menos un par de ocasiones.
En este tema se ha podido profundizar en qué consisten las técnicas de transmisión literaria, tales como las citadas anteriormente: cuentacuentos, narración con libro y lectura. 

La primera técnica es la que escogí, el cuentacuentos, que consiste en narrar oralmente sin ningún tipo de ayuda un texto, que fue adaptado por mí: Vicente el Valiente, la recopilación  fue de los Hermanos Grimm: El hombre de la piel de Oso.

Elegí esta técnica ya que los  cuentos folclóricos deben ser narrados sin la ayuda de ningún tipo de texto, ya que  originariamente fueron creados oralmente y perduraron durante generaciones gracias a la tradición oral.
El periodo en el que me centré para realizar mi adaptación del cuento Vicente el Valiente fue la edad comprendida entre los cinco y seis años, y al realizar este taller y preguntar a mis compañeras si estaban de acuerdo conmigo, debatimos que era adecuado para esta etapa, ya que es un cuento fantasioso que fomenta la creatividad, conlleva a que los niños/as amplíen su vocabulario, incrementa el conocimiento espacio-temporal porque los hechos son narrados con una línea clara compuesta por inicio, nudo y desenlace… entre otros aspectos.


PARA LLEVAR A CABO ESTE TALLER, PREVIAMENTE TUVE QUE:

1.    Elegir qué técnica quería utilizar: cuentacuentos
2.   Decidir a qué edad estaba destinado el texto: según los receptores y la atención que mantuvieran, adecuaría el vocabulario según la narración y si es oportuno se tiene que reducir acciones
3.   Determinar las posibilidades de interactuación con los receptores: utilización de una fórmula de entrada como: “Había una vez…”, y una fórmula de salida: “… y colorín colorado, este cuento se ha acabado". Para que los receptores al comenzar la historia y al acabarla se sitúen en qué momento de la narración se encuentran. Además es imprescindible preguntarles su opinión sobre el cuento, qué les ha transmitido, cómo se imaginan a los personajes, qué finales alternativos proponen, etc…
4.   Considerar el ambiente apropiado: para mi futura aula consideraría utilizar un símbolo que ellos relacionen con la hora del cuento. En este caso he fabricado un personaje fantasioso, a juego con una camiseta pintada por mí. Asimismo debatiría con mis futuros alumnos qué nombre le querrían poner
5.   Investigar cómo expresarme tanto oralmente como gestualmente: para ello se ha de ensayar, autorreflexionar y ser autocrítico, puesto que a través de los movimientos y la expresividad, tanto del rostro como de las manos, es imprescindible para llevar a los receptores al mundo de ilusión de Vicente el Valiente 
6.   Aceptar… que no podía aprenderme el cuento de memoria, solamente saber seguir la estructura inicial y no romper la esencia de la historia, ya que una de las características de esta técnica es que la persona que crea la historia lo puede plasmar de diversas maneras, dándole un matiz diferente según los receptores, momento, etc..


TODO ELLO ME LLEVÓ A DIVERSAS CUESTIONES:

a.   Cómo introducir en el aula esta técnica: primero se ha de conocer cuáles son los intereses y necesidades de los niños y su periodo evolutivo, para llevar a cabo una u otra técnica y elegir la historia adecuada
b.   Disposición y postura del maestro/a con los receptores: el aula sería idóneo que estuviera dispuesta para que todos sentados en las colchonetas, a modo de “asamblea” en forma de “U”, tanto el educador/a como los niños pudieran tener contacto visual en todo momento. Esto facilitará el feedback, dando oportunidad a que haya una relación óptima entre todos. Esto es muy importante debido a que el momento de la narración tiene como objetivo el disfrute
c.   ¿Debo cambiar la voz dependiendo del personaje que aparezca en la historia?: debido a que son más de cuatro personajes los que aparecen en la historia de Vicente el Valiente: Vicente, Maite, El Árbol Mágico de los Bosques, Eduardo, Pili y Mili… es más adecuado solo mencionar quién va apareciendo mientras se narra la historia. Si hubiera menos personajes sí podría realizarse
d.  Qué entonación, ritmo, pausas y volumen he de utilizar en cada momento: tener en cuenta que no hay que exagerar ni vocalizar excesivamente, ha de hablar claro y despacio, pero, también, según la acción, si es de sorpresa, enfado, etc… habrá que bajar o subir  la voz, según el momento. Además según los receptores se puede o bien acelerar o ralentizar la narración.

      --> Un ejemplo de momento en el que cambié el volumen: “Vicente fue capturado por una planta enorme que salió del suelo, y se formó un agujero en el suelo lleno de barro, en el que Vicente se cayó. El barro cada vez iba subiendo más y más y le iba llegando hasta el cuello. Él sin pensarlo con sus dientes cogió la planta con la boca, fue agarrándose a ella y salió al exterior, llevándose un trozo de ella.” Ya que es una situación inesperada.

      --> Otro ejemplo del cambio de volumen, en el que lo alcé fue en una momento de enfado: “El Árbol Mágico  de los Bosques le estaba esperando muy enfadado y le dijo que había demostrado mucha valentía, pero como estaba molesto le advirtió que también aguardaba que hubiera escondido bien las flores de oro porque él no quería volverle a ver ni le iba  a dar nada más”
e.   ¿En qué momento es más adecuado o conveniente utilizar hipérboles?: sería idóneo que para enfatizar sobre ciertos aspectos, como que Vicente era MUY alto y MUY fuerte, se utilice esta figura
f.   ¿Debo dialogar con los receptores?: el diálogo con el público es imprescindible, ya que introducen en la historia a los espectadores, les hace sentirse parte de ella, se fomenta la cooperación, etc…

     ---> Un ejemplo de esto: “…  como el rey ya no podía pagar a Vicente, se tuvo que ir a buscar otro reino para trabajar y ganar dinero” -¿y sabéis qué ocurrió entonces?-.


CONCLUSIÓN

En mi opinión fue una experiencia muy enriquecedora, y aunque todas mis compañeras a las que realicé el cuentacuentos y por tanto di a conocer mi adaptación me felicitaron, fue mucho más difícil de lo que me había imaginado, me costó muchísimo omitir información y no estaba muy segura de que fuera a gustar la historia. Lo que más me llamó la atención fue, con respecto a esto, que hasta una compi de clase entró a mi blog y leyó la historia y me comentó, eso me hizo sentir muy contenta.

Aun con esto, estimo que tanto a mis compañeras como a mí nos ha ayudado a perder ciertos miedos previos que teníamos, a ayudarnos las unas a las otras, a darnos cuenta de que no era tan fácil como parecía en un principio como se puede opinar a simple vista…


Para finalizar, he de comentar que hubiera sido muchísimo más enriquecedor realizar esta actividad en una clase con niños y tener más tiempo y dedicarle más que de lo que hemos tenido oportunidad.