En primer lugar, como futura maestra tengo que tener en cuenta que la educación que plantee ha de ser adecuada al
nivel de desarrollo de mis estudiantes y he de distinguir las singularidades de
cada uno de ellos. Esto es posible si desarrollo tareas que sean adecuadas a
las características de ellos y por lo tanto he de ofrecerles ayudas
mediacionales óptimas para que puedan integrar significativamente los nuevos
contenidos que haya programado con anterioridad, considerando que puede haber
niños con dificultades mayores, o que requieran más atención por mi parte.
Además, he de tener en consideración que el desarrollo es influido por
muchos contextos sociales y culturales en los que los niños se pueden encontrar
y que para ello he de crear y moldear a mis alumnos, haciéndoles aprendices
activos y motivándoles para que ellos mismos construyan un adecuado
entendimiento del mundo que les rodea, en el presente en el que nos encontremos
y en su futuro. Con esto quiero proyectar mi idea de que a mis futuros alumnos
les quiero brindar las oportunidades de practicar tanto las habilidades que
recién adquieran como las que puedan plantearles un desafío, concibiendo
personas creativas y capaces de desenvolverse. Además, de que si yo como
educadora confecciono un contexto de una comunidad donde mis alumnos se
encuentren seguros y sean valorados, se satisfagan así las necesidades físicas
y por ende se sentirán psicológicamente seguros, lo que repercutirá en su
personalidad futura.
Para realizar mi instrucción necesito como primera premisa establecer metas
instruccionales, es decir, plantearme qué es lo que espero lograr de mis
alumnos. Como segunda premisa he de planear las actividades que vaya a realizar
con los niños tanto dentro del aula como fuera de ella y por consiguiente
cuestionarme qué es lo que tengo que realizar para alcanzar las metas que me he
propuesto en un primer momento, estableciendo prioridades respecto a las tareas
que considere que son más importantes. Con respecto a cuándo realizarlo, he de
calcular el tiempo que me llevará realizar cada actividad, cuándo realizarla, ser
flexible puesto que he de contar con los eventos que no estén esperados y
dedicar tiempo a orientar a los niños, asegurándome de que ellos tengan un
tiempo adecuado para que se lleve a cabo el aprendizaje. Y por supuesto he de
involucrarlos en su proceso de enseñanza – aprendizaje, planteando preguntas,
usando explicaciones, haciendo demostraciones y lograr que participen con éxito
en la clase.
Todo ello será factible si domino la gran variedad de perspectivas y
estrategias de una enseñanza efectiva, siendo flexible en mi aplicación,
requiriendo tanto conocimientos y habilidades profesionales como compromiso y
motivación.
Entiendo que como futura docente de niños de educación infantil, tengo que
considerar que la niñez es una época de la vida única y que está repleta de
cambios, en la que tiene especial relevancia los cambios cognoscitivos y
socioemocionales que se inician con la concepción y continúan a lo largo de la
vida, por ello voy a ser una persona que influya en sus rasgos individuales y
que gracias a una parte de mi labor así se construirán sus personalidades
venideras.
Con todo lo expuesto, y relacionándolo con dicho trabajo sobre las teorías
del aprendizaje, considero importante las tres teorías desarrolladas en
profundidad anteriormente por lo siguiente:
En cuanto a la teoría conductista de Skinner, puedo extraer que como futura maestra he de elegir aquellos reforzadores
que sean más eficaces a la hora de instruir a mis alumnos, y que es positivo en
cierta manera que haya premios y castigos, pero, no como lo entienden los
conductistas, es decir, si un alumno realiza óptimamente una tarea o desarrolla
una conducta adecuada, para él será importante que se le premie pero de esto me
pregunto que si no la realiza, ¿qué es lo que tengo que hacer, mandarle al
rincón de pensar, por ejemplo?, ¿cómo se sentirá el alumno si pocas veces o
nunca da respuestas que considero apropiadas? Se ha de valorar un hecho muy
importante, que es que los niños no repiten todas las conductas que han sido
reforzadas, es más, ellos pueden desarrollar nuevas pautas de conducta días o
semanas después de su examinación sin haber recibido ningún refuerzo anterior.
En mi experiencia de educación, tanto en la familiar como en la escolar,
tanto en preescolar como en primaria y secundaria, he tenido un modelo
conductista, el cual estaba basado estrictamente en la conducta y en
consecuencia era valorada a través de premios y castigos (que el 95% eran
castigos), y evaluada conforme a esto. He de decir que no me favoreció ni en
ese momento ni en el futuro, sino todo lo contrario, hizo que me cohibiera y
que me sintiera “la tonta” de clase. Creo que al estudiante hay que hacerle
comprender, dialogar con él y que entienda
el motivo por el cual no está realizando óptimamente una tarea o está tomando
una conducta inadecuada, y es aquí la importancia de que el maestro sea
asertivo y que colabore con el alumno. Este tipo de postulación no tiene en
cuenta los procesos mentales, y a mi entender estos son los más importantes, ya
que no se puede ver a los niños como individuos vacíos ni tener el pensamiento
de que todo comportamiento es aprendido. Es cierto que son primordiales los
estímulos y las respuestas pero no todo lo que los niños realizan puede
observarse de manera directa y medible, ni se ha de entender la enseñanza como
el producto de estímulos y respuestas y por lo tanto de conductas. Por tanto,
si los maestros solo nos basamos en el conductismo y únicamente realizamos
calificaciones según la conducta, va a repercutir en la autoestima del alumno,
independientemente de que solo se realicen contingencias o premios. Creo que es
muy importante que haya motivación en la enseñanza, y puesto que en este modelo
no se contempla este énfasis por descubrir ni, como se ha citado antes, los
procesos mentales ni la personalidad de cada uno, a mi modo de entender no es
válido en cuanto a lo que se centra esta teoría, aunque sí estimo que es
importante la conducta y utilizar los refuerzos adecuados para la enseñanza.
En segundo lugar, en cuanto a la teoría de Bruner, la
considero muy importante para la futura educación que quiero enseñar a mis
alumnos, puesto que en el aprendizaje significativo no se contempla el
aprendizaje memorístico, que a mi modo de ver no favorece un pensamiento
creativo sino que en la mayoría de los casos es sinónimo de frustración, ya que
si un individuo no retiene exactamente lo que “pone en el libro” y es esa
información exacta la que le pide el docente, el niño creerá que no es
inteligente, por ejemplo. En este postulado el aprendiz posee un rol más importante que en otras
teorías, ya que es un individuo activo de su propio conocimiento, y por tanto,
es él el que indaga, observa, estudia, analiza, busca y reelabora la
información, haciéndose él mismo constructor de su propio proceso de aprendizaje.
También me llama la atención de este postulado que al alumno se le permita
que cometa errores, y el docente pueda tener la oportunidad de encauzarle. Así,
las propuestas que realiza el docente son ideales para diseñar las estrategias
de aprendizaje de acuerdo a cómo sea el alumno, según sus capacidades y los motivos
que le estimulen para que realice su propio aprendizaje.
En cierta medida, considero que puede ser este tipo de aprendizaje un tanto
utópico, puesto que no todo puede ser aprendido por el propio interés de cada
individuo, sino que también tiene que haber ciertos aspectos que han de
memorizarse, como puede ser el teorema de Pitágoras o que la fórmula del agua
es H2O, aunque es cierto que en educación infantil no se va a dar este tipo de
conceptos, pero, se ha de tener en cuenta que “ni todo es blanco ni todo es
negro”; no todo puede aprenderse por propia motivación ni todo se ha de
aprender memorísticamente.
Una segunda flaqueza que he encontrado en la teoría de Bruner es que para
que se efectúe este tipo de instrucción requiere de una gran duración y la
utilización de muchos materiales, y en
la mayoría de las ocasiones en la actualidad, desafortunadamente, los maestros han de regirse al currículum y a
los objetivos que obliga la ley, y no se posee tiempo para ello, aunque este
tipo de teoría proponga el currículum en espiral el cual se adapta a las
posibilidades del alumno y ofrece materiales y contenidos de enseñanza cada vez
más amplios y más profundos según el desarrollo de cada individuo, pero, en la
realidad, como he citado antes, es un concepto muy ideal e ilusionista, aunque
creo en él y que me gustaría a realizar si se diera la oportunidad.
Para concluir este trabajo, respecto a la teoría del aprendizaje
sociocultural de Vygotsky, estimo que es óptimo utilizar el andamiaje, empleándolo
para buscar oportunidades para cuando los estudiantes necesiten ayuda en las
actividades de aprendizaje comenzadas por ellos, y así también asistirles a
pasar a un nivel más alto de habilidades y conocimiento, aunque ofreciendo
únicamente el apoyo necesario y observar los empeños e intentos de cada
aprendiz. Si se diera el caso de que un alumno estuviera indeciso, le animaría
estimulándolo a practicar la habilidad que se le requiere.
En segundo lugar me ha parecido interesante este enfoque por dos motivos
más, uno de ellos es que parte de la idea de que el niño se encuentra en una
cultura y por otro lado es que este tipo de aprendizaje motiva a que la
instrucción sea colaborativa, en la que tanto niños como docentes nos
impliquemos en actividades de aprendizaje de forma cooperativa.
En cuanto a los aspectos negativos que he podido extraer de esta teoría es
la dificultad de que haya auxiliares hábiles y cómo saber en mi labor de futura
maestra cuáles son y cuáles no. Y por ende, todo esto cómo puede perjudicar a
otros que no sean “más o tan hábiles” como los otros.
Otro aspecto desfavorable de este postulado es la concepción que tiene de
que el aprendizaje que se da en
educación infantil no difiere mucho del que se lleva a cabo en primaria o en
secundaria. Y esto, a mi juicio no es así, ya que en la educación infantil se asientan los
cimientos de todo el sistema educativo, puesto que se ésta educación configura la personalidad futura.
Para concluir, los dos últimos
puntos resaltables que no comparto es que, por un lado, se utilicen únicamente
test, así como pruebas de rendimiento y amplitud de la competencia cognitiva
para observar el nivel del desarrollo del niño, ya que no soy partidaria de que
se empleen test, y que hay que tener en cuenta que cada niño tiene unas
peculiaridades y no todos poseen el mismo nivel de desarrollo. Y en segundo
lugar, creo que esta teoría se ha de ocupar más de factores importantes que
influyen en el aprendizaje como son los procesos emocionales y no tanto en los sociales,
por lo expuesto anteriormente, que cada niño tiene unas capacidades y unas
singularidades y ninguno es igual que otro.
Buena reflexión Te la anoto también.
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